jueves, 9 de julio de 2009

Invita a compartir reflexiones poselectorales


Pasó ya el oneroso espectáculo electoral del 5 de julio; también la euforia de aquel 2 de julio foxista con que la derecha engañó al país, prometiéndole el cambio.
Ha pasado también, para quien quiera darse cuenta, la época del 6 de julio que dio cobijo a un amplio movimiento ciudadano democrático con algunos logros, pero a cuya sombra una buena parte de lo que fue la izquierda se sumergió en cada vez mayor descomposición.
Eso sí, pobre México, que ha tenido que conformarse con la alternancia del PRI al PAN y de regreso (a fin de cuentas, ¿la cultura priísta no es omnipresente en derechas, centros e izquierdas?); con la única seguridad de la predominancia de la mayoría neoliberal en el gobierno y el Congreso, estorbada apenas por una izquierda funcional; con una transición a la democracia que no llegó, porque para eso se necesita una ruptura con el pasado que nunca se acabó de dar, como ahora es evidente.
En todo caso, es claro que el actual Congreso no cuenta con el aval de prácticamente 50 por ciento de la población que se abstuvo o anuló su voto. Lo cierto es que en realidad la mayoría no ha tenido oportunidad de pronunciarse por el país que quiere.
Esto es lo que ahora está en juego seriamente, pasada la disputa de las mafias que controlan los partidos. Es el momento de la confluencia de quienes coincidan en reivindicaciones auténticamente democratizadoras, entre ellos de quienes propugnamos la abstención o el voto nulo. Es el momento también para ir más allá, de reconstruir una alternativa social y de izquierda consecuente, ética y políticamente congruente. Ofrezco a quienes quieran compartir reflexiones en esta perspectiva mi correo: hectordelacueva77@gmail.com, así como el blog: http://www.iniciativa7dejulio.blogspot.com/
Héctor de la Cueva

Invita a compartir reflexiones poselectorales

Pasó ya el oneroso espectáculo electoral del 5 de julio; también la euforia de aquel 2 de julio foxista con que la derecha engañó al país, prometiéndole el cambio.
Ha pasado también, para quien quiera darse cuenta, la época del 6 de julio que dio cobijo a un amplio movimiento ciudadano democrático con algunos logros, pero a cuya sombra una buena parte de lo que fue la izquierda se sumergió en cada vez mayor descomposición.
Eso sí, pobre México, que ha tenido que conformarse con la alternancia del PRI al PAN y de regreso (a fin de cuentas, ¿la cultura priísta no es omnipresente en derechas, centros e izquierdas?); con la única seguridad de la predominancia de la mayoría neoliberal en el gobierno y el Congreso, estorbada apenas por una izquierda funcional; con una transición a la democracia que no llegó, porque para eso se necesita una ruptura con el pasado que nunca se acabó de dar, como ahora es evidente.
En todo caso, es claro que el actual Congreso no cuenta con el aval de prácticamente 50 por ciento de la población que se abstuvo o anuló su voto. Lo cierto es que en realidad la mayoría no ha tenido oportunidad de pronunciarse por el país que quiere.
Esto es lo que ahora está en juego seriamente, pasada la disputa de las mafias que controlan los partidos. Es el momento de la confluencia de quienes coincidan en reivindicaciones auténticamente democratizadoras, entre ellos de quienes propugnamos la abstención o el voto nulo. Es el momento también para ir más allá, de reconstruir una alternativa social y de izquierda consecuente, ética y políticamente congruente. Ofrezco a quienes quieran compartir reflexiones en esta perspectiva mi correo: hectordelacueva77@gmail.com, así como el blog: www.iniciativa7dejulio.blogspot.com
Héctor de la Cueva

miércoles, 8 de julio de 2009

Una alternativa, sólo después de los comicios: Héctor de la Cueva

18 Junio, 2009Reacciones a una carta anterior hacen necesario aclarar que lo que dije es que no pienso votar, es decir, participar o legitimar con el voto este grotesco proceso electoral. Por supuesto, no deseo hacerle el juego a la derecha, pero tampoco a una “izquierda” cada vez más descompuesta ¿O es que alguien puede afirmar honestamente que existe en estas elecciones un partido que represente una alternativa de izquierda o siquiera consecuentemente democrática frente a la derecha?Por otro lado, los golpes de pecho sobre la “democracia” desairada, sobre todo viniendo de instituciones y personajes siniestros, de diestra y siniestra, dan risa, amarga, eso sí. Dice un funcionario que la abstención debilitaría el sistema de partidos: ¡qué bueno!Pero no es posible abundar en este espacio en el debate sobre cómo votar o no votar. Y mi punto es precisamente que cualesquiera que sean los resultados posibles de estas elecciones no tendrán importancia salvo para quienes se disputan el botín, con excepción quizá de algún movimiento que logre colar alguna voz decente en el desierto. Insisto, la salida de las crisis que sacuden al país no pasa hoy ni lejanamente por ahí. Así lo percibe una gran parte de la población y la abstención en cualquiera de sus formas lo indicará.Ciertamente, la abstención por sí misma no representa una alternativa. Pero ésta sólo puede construirse seriamente una vez superado el cochinero electoral. Por eso, en realidad, la intención principal de mi carta anterior no se centraba en el qué hacer ahora, sino en el qué hacer después; en la confluencia en la construcción de una salida popular a la crisis rumbo a una celebración independiente de los centenarios, comenzando por el encuentro de una izquierda social congruente. Por eso quisiera volver a decir a quienes compartan esta perspectiva, cualquiera que haya sido la variante, honesta, tomada en estas elecciones: nos vemos el 7 de julio.Héctor de la Cueva

El sufragio, inútil en este momento, afirma Héctor de la Cueva




4 Junio, 2009Mientras el país se debate en el shock de la crisis, la epidemia, la militarización y la impunidad de siempre, los “partidos” de toda índole –negocios, changarros, franquicias, cárteles, vías de poder y corrupción– venden hasta el hartazgo como “salida” próxima el cada vez más patético y oneroso espectáculo de sus ofertas electorales.No pienso votar. No descalifico a todos quienes participen o vean esta vía, útil de alguna manera. Hasta es posible que se cuele alguna persona decente y hasta de izquierda en el Congreso. Pero me parece más inútil que nunca. A estas alturas, la salida a los graves problemas del país no pasa ni lejanamente por ahí.Podrán calificar esta actitud de todo; desde la “izquierda”, seguramente que esto hace el juego a la derecha. Pero, ¿importa realmente si será el PRI o el PAN el que encabece la mayoría de la derecha neoliberal en el Congreso? ¿Importa cuál de los cárteles tendrá más poder? ¿Optar por una inexistente opción de izquierda, que además declina en buena medida por su propio desprestigio? ¿Realmente hoy hace alguna diferencia votar por algunos –quizá con honrosas pero raras excepciones– que fueron de izquierda pero que ya no lo son o incluso que nunca lo fueron, y que hoy representan sólo sus intereses o los de algún grupo?¿Habrá que conformarse siempre con tener que votar por “lo menos pior” o con el “voto útil” quién sabe para quién? Aunque parezca cliché, hoy sólo importa la posibilidad de que el pueblo organizado construya su propia salida desde abajo, al margen o por encima, como se quiera, de los podridos aparatos políticos y sociales.Importa más que nunca la congruencia. Como dijo un viejo sabio mexicano –que no estoy autorizado a nombrar–, que se encuentren los congruentes, los que lo han sido y son, no sólo de izquierda de membrete, o de etiqueta ideológica y práctica corrupta. Sí, moral y ética por delante porque sólo así se puede rescatar algo, empezando por la izquierda.No faltará quien quiera llamarle a esto sectarismo o política poco “realista”. No importa. Nos vemos después del circo electoral. Nos vemos rumbo a una celebración popular independiente de los centenarios. Nos vemos cerrando capítulos y abriendo otros. Nos vemos el 7 de julio.Héctor de la Cueva